El Tholos de Valdecaballeros es un monumento funerario megalítico, de estructura mixta, compuesto por una cámara de tendencia circular irregular, construida con grandes bloques de piedra verticales hincados. La cubierta es una falsa cúpula con aproximación de hiladas, un zócalo ortostático y un largo corredor de acceso adintelado de más de 14 m de longitud y unos 1,20 m de anchura máxima; todo ello también realizado con piedras hincadas a cada lado.
La entrada del túmulo se dispuso hacia el este, directamente hacia el nacimiento del sol y mirando al cauce del Guadiana. Finalmente, todo el conjunto fue cubierto por un túmulo o caparazón de cantos rodados, que daba al enterramiento un aspecto de falsa cueva.
Este dolmen forma parte de otros restos romanos y prerromanos presentes en la zona, especialmente próximo al cerro denominado “La Isla” o “Cerro de la Barca”, donde se encuentran otros vestigios del pasado como castros prerromanos y restos de una fortificación amurallada.
Realización mudéjar originaria del siglo XV, formada según el modelo de templo rural propio de la zona, aunque hoy muy transformada respecto a su imagen primitiva, por la acumulación de sucesivas obras de remodelación.
Muy próxima al Balneario de Valdefernando. Se trata de una edificación modesta, construida tras la guerra civil con restos arquitectónicos de diferentes lugares y siglos. En ella se veneran a San Isidro Labrador y a la Virgen de Fátima.
En ella se conserva un arco del siglo XII de un convento franciscano, y también el escudo –un jarrón de flores- de las Reales Dehesas de Guadalupe a las que perteneció Valdecaballeros.
En dicho paraje, se celebra cada 15 de mayo la romería en honor a San Isidro.
Está situada a orillas del pantano de García de Sola, en un enclave único con la sierra de Barbas de Oro de fondo.
Fue construida en el año 2010 en honor a la patrona perpetua de Valdecaballeros, la Virgen del Carmen.
Cada 16 de julio se celebra una romería en su honor en las inmediaciones de la Ermita, donde la talla de la Virgen del Carmen se embarca a bordo de una embarcación adornada con flores. A esta, la acompañan pequeñas embarcaciones hasta el Espolón de Peloche.
De fines del s. XIX situado en la plaza. Se compone de cuatro cuerpos en piedra, su base es cuadrada. En el tercer cuerpo, entre pilastras, se encuentran dos relojes, uno en su fachada principal y otro en un lateral. El último cuerpo es un remate con una campana.
Las casas típicas son de planta baja, con fachadas decoradas con flores que aportan color y vitalidad. La entrada principal se caracteriza por un gran portón, que en tiempos pasados servía como acceso a la cuadra, permitiendo el tránsito de animales y carros.
El diseño interior es igualmente funcional: un pasillo central amplio organiza las estancias, distribuidas a uno o ambos lados, creando espacios prácticos y acogedores. Además, muchas de estas viviendas cuentan con una cámara o desván en la planta superior, utilizada tradicionalmente como almacén para guardar cereales, bellotas y otros productos esenciales para la vida rural. en la que se aprecia una sencilla rusticidad no exenta de belleza. Suelen ser casas de planta baja. La entrada de la casa es un portón grande, para el acceso de los animales y los carros, ya que antiguamente éstos entraban a la cuadra por esta puerta, con pasillos anchos; habitaciones a uno o dos lados; la galería con el baño y cuadras en el corral donde antaño dormían los animales. También disponen de cámara (desván) en la parte superior que servía como almacenamiento de aceite, tinajas de vinagre, etc.
Construido a principios del siglo XX y rodeado de un hermoso entorno natural, a solo 3 kilómetros de Valdecaballeros en dirección a Guadalupe. Este enclave, ubicado en un paraje conocido como Valdefernando, es un ejemplo del equilibrio entre tradición, belleza arquitectónica y la riqueza de sus aguas termales.
El edificio destaca por su estilo neomudéjar, con una fachada de mampostería y ladrillo que luce ventanas y puertas en forma de herradura.
Desde principios del siglo XIX, las propiedades curativas de las aguas minero-medicinales de este balneario han sido ampliamente reconocidas, atrayendo a quienes buscaban tratamientos relajantes y terapéuticos.
Aunque actualmente el balneario no está en funcionamiento, el Ayuntamiento tiene entre sus propuestas la reactivación de este histórico espacio, devolviéndolo a su esplendor y permitiendo que tanto visitantes como locales vuelvan a disfrutar de sus beneficios únicos.
